MIREN EDURNE GOICOECHEA SAN ROMÁN

Cuando vio aquella primera noticia en el trabajo, ella ya veía que la situación se estaba poniendo muy fea, pero, en cambio, su pareja no pensaba que el proceso fuera a coger tanta envergadura. Ella tenía la percepción, todavía sin saber que su hija estaba imputada, que la situación iba in crescendo. En relación con la petición de penas de prisión, señala que su hija era la “privilegiada” porque le pedían 12 años y medio de cárcel, mientras que, al que más cárcel le pedían, lo hacían con 62 años y medio. Explica que cada golpe que les daban era más duro y que no había manera de protegerse, porque la situación siempre iba a peor.