Para Idoia, todo empezó un sábado por la mañana cuando salía a hacer la compra y su hermano le contó que la noche anterior había habido un «follón» en un bar del pueblo en el contexto de un día de fiesta y habían detenido a su sobrino Jokin. En un principio pensaron que el asunto no llegaría a mucho más. Pero, con el tiempo, y mientras iban sucediendo las primeras declaraciones y comunicaciones, el susto se fue acrecentando sin entender lo que estaba pasando.