MIREN EDURNE GOICOECHEA SAN ROMÁN

Edurne, al enterarse que su hija estaba dentro del caso, se asustó y fue un momento duro. Comenta que en un primer momento pensó en sus padres y, por una parte, se alegró de que su padre ya no estuviera vivo, porque hubiera sido algo muy duro e insuperable para él. Su madre es una persona bastante mayor y, el día de la detención de Ainara, Edurne pidió a una vecina que acompañara a su madre. Fue un momento terrible para la familia y dice que estaban en una nube, y que la ayuda de la gente del pueblo y su participación activa fue imprescindible para su bienestar. En Madrid también hubo personas dispuestas a ayudar. Desde una perspectiva actual, piensa que en aquel momento eran “marionetas”, ya que no eran capaces de razonar sus movimientos.